En los últimos años el uso de energía fotovoltaica ha sufrido un aumento considerable y su crecimiento es exponencial por este motivo desde Boscohen nos hemos propuesto profundizar un poco en el tema e intentar explicar los diferentes parámetros que intervienen en el proceso de generación de la energía fotovoltaica.
La energía fotovoltaica es la tecnología que utiliza células solares para convertir la energía del sol en electricidad. Las células solares se componen de materiales semiconductores, como el silicio, que absorben la luz solar y liberan electrones, creando una corriente eléctrica.
El proceso de conversión de la energía solar en electricidad se produce en varias etapas. Primero, la luz solar incide en las células solares, provocando que los electrones en el material semiconductor se liberen. Estos electrones son recogidos por un campo eléctrico presente en la célula, lo que crea una corriente eléctrica.
Esta corriente eléctrica se transporta a través de los cables y se puede utilizar para alimentar dispositivos eléctricos o para cargar baterías. La cantidad de electricidad generada depende de varios factores, como la cantidad de luz solar que incide en las células, la eficiencia de las células solares y la cantidad de sombra o suciedad que cubre las células.
Los sistemas fotovoltaicos suelen estar compuestos por varias células solares conectadas entre sí, formando paneles solares. Estos paneles se instalan en estructuras que los sostienen en el aire, como techos o postes, y se conectan a un inversor, que convierte la corriente continua generada por las células solares en corriente alterna que se puede usar en hogares y empresas.